Musica para el alma

En las fiestas y discotecas (antos les llama esta juventud descarriada) es casi obligatorio bailar. Habra quien diga "si no te gusta bailar, ¿entonces para que vienes?". Si quien hace la pregunta es una chica, procedemos a invitarla un trago, a debatir el punto y demostrarle con hechos que no solo a bailar se puede ir a uno de estos sitios.
Los hipnotizantes vaivenes de las minifaldas y escotes pronunciados nos obligan -a casi todos los hombres y alguna que otra mujer, que estamos en el siglo XXl- a no prestar atencion a las letras de las canciones que como epilepticos -todo sea por ligar- intentamos bailar.
Hay una cancion que se escucha todavia por los altavoces y es el ejemplo que mas tengo a la mano para justificar todo este embrollo.
Generalmente la cosa va asi frente a tu pareja de baile:
Uno escucha "Bien bien buena, tu te ves bien buena"
y piensa "si, buenisima, buenisisisisisisisisisisima"
Escucha "pareces botella de Coca-Cola"
y en la mente "no importa la botella ni importa la Coca, mira nada mas que c...."
En el altavoz "vamo´a eliminar a la mas mas fea"

Y ahi viene el problema. ¿Bajo que parametros mediremos la fealdad? ¿Existen riesgos de que, como en la imparticion de la justicia, cometamos errores y sentenciemos a una inocente?
¿Que pasara con la mas mas fea?¿Se le brindara la adecuada atencion psicologica con la finalidad de prevenir depresiones y ayudarle a aceptar su realidad?

La musica, como la vida, es, a veces, injusta. Al igual que en el amor, en la musica siempre tiene que haber alguien que llore al final.